Fría noche de invierno, se produjo la unión, de aquel cálido abrazo, nació una mutación. Fría noche de invierno, se produjo la unión, triste para el recuerdo, del hombre que nació. Sus padres lloraban a moco tendido, al ver a su hijo tan mal parecido. Su madre hecha polvo no lo podía creer, ella había parido aquél extraño ser. Los médicos le han dicho que no tiene solución, y a solas llora triste en su marginación. Y él ya está harto de ser una atracción, ser un bicho raro no es su vocación. Lo tiene decidido se va a suicidar, aunque en el circo le quieren contratar. Donará su cuerpo a los hombres de ciencia, para que investiguen sobre su deficiencia. La prensa, la radio y la televisión... su desgracia es todo un notición.
No te importan para nada los problemas de este mundo. No hay nada que pueda afectarte, no hay nada que logre inmutarte... porque tú eres un virtuoso del arpa ¡virtuoso del arpa! Tus arpegios lo inundan todo, todo resulta muy eufónico, tu madre se pone melancólica y a gritos repite eufórica: Mi hijo es un virtuoso del arpa ¡virtuoso del arpa!
No necesitas ninguna droga, cuando del mundo quieres aislarte, tú con tu arpa tienes bastante, virtuosismo, éxtasis, obra de arte.
Se me cayó la venda, se me encogió el alma, viendo que sus palabras se las llevaba el viento. Se derrumbó la torre, para mi, la más alta, se confundió mi mente, de ver las cosas claras. De ver que no era un ángel, que era de carne y hueso. De ver que era una diosa, muy lejos de mi Cielo. Se me agrandó la herida, la que cerré en falso, se me acabó la fuerza, se me secó el llanto.
