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lunes, 1 de octubre de 2012

El hombre al que Kipling dijo sí

Sobre José Antonio Primo de Rivera se ha escrito mucho, quizá demasiado. Se ha escrito con odio, con amor, con ignorancia supina acerca del personaje, con un amor tan grande que escamoteaba partes de la verdad... en realidad podríamos clasificar las biografías en dos tipos: las que juegan a la contra del personaje y las que apuestan por él.

Aun más: podríamos simplificar y decir que las que dejan bien parado al personaje se podrían volver a clasificar entre las escritas con el corazón o con el cerebro.

Pues bien: esta biografía, que de todas todas destila pasión por el biografiado... es de las pocas, sino la única, escrita al tiempo con el cerebro y con el corazón.

Y es que José Antonio Martín Otín, hijo del Guripa Pepe Martín (¡Presente!) pone toda la carne en el asador en este texto que nos descubre pequeñas historias inéditas y alumbra un hilo conductor distinto y brillante con el que redescubrir a José Antonio.

Si tuvieran que llevarse un libro, uno solo, para sus vacaciones ¡no lo duden!. Compren EL HOMBRE AL QUE KIPLING DIJO SÍ, de ediciones Barbarroja. Metan a Martín Otin en su maleta y el meterá a José Antonio en su corazón.



Si... (Kipling)

Si puedes mantener en su lugar tu cabeza cuando todos a tu alrededor,
han perdido la suya y te culpan de ello.

Si crees en ti mismo cuando todo el mundo duda de ti,
pero también dejas lugar a sus dudas.

Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no te domina el odio
Y aun así no pareces demasiado bueno o demasiado sabio.

Si puedes soñar y no hacer de los sueños tu amo;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes conocer al triunfo y la derrota,
y tratar de la misma manera a esos dos impostores.
Si puedes soportar oír toda la verdad que has dicho,
tergiversada por malhechores para engañar a los necios.
O ver cómo se rompe todo lo que has creado en tu vida,
y agacharte para reconstruírlo con herramientas maltrechas.

Si puedes amontonar todo lo que has ganado
y arriesgarlo todo a un solo lanzamiento ;
y perderlo, y empezar de nuevo desde el principio
y no decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón y tus nervios y tus tendones,
para seguir adelante mucho después de haberlos perdido,
y resistir cuando no haya nada en ti
salvo la voluntad que te dice: "Resiste!".

Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.

o caminar junto a reyes, y no distanciarte de los demás.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el inexorable minuto,
con sesenta segundos de lucha bravia...

Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,

y lo que es más: serás un hombre, hijo mío.



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