Noches salvajes,
la calle está ardiendo,
noches de bronca,
motores rugiendo.
Monarca de barrio
con mano de hierro,
su hogar es la calle,
no conoce el miedo.
Su padre un borracho,
su hermano pandillero,
no conoció a su madre,
se crió en el infierno.
Es como un niño herido,
que no encuentra consuelo,
la libertad su meta,
lo fue desde pequeño.
Corazón rebelde
de amores desierto,
los días de lluvia
le traen recuerdos.
Las sucias paredes
de su cutre barrio,
pregonan altivas
un mensaje extraño:
"EL CHICO DE LA MOTO ES EL REY".
Luna de sangre,
el barrio en silencio,
dos sombras se mueven,
vigila un madero.
Luna de muerte,
tres tiros certeros,
un cuerpo sin vida,
el precio de un sueño.
Esta letra la escribí por encargo de mi amigo Agustín Ahís para tocarla con su banda, como homenaje a una de sus películas preferidas.
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