Recorriendo el laberinto de la confusión,
buscando un aliciente, doblando sus esquinas,
me encontré con una rosa, provocó en mí la pasión,
la intenté alcanzar... y me clavé sus espinas.
Llanto del amanecer,
puñetazos en la almohada,
hoy más hundido que ayer,
pero menos que mañana.
Cegado por su mirada,
siento que en vano es mi vida,
no puedo pensar en nada...
llevo en el alma una herida.
Colgado por su sonrisa,
quisiera estar a su lado,
mi vida yo la daría,
por un beso de sus labios.
Llanto del amanecer,
puñetazos en la almohada,
hoy más hundido que ayer,
pero menos que mañana.
Atrapado en un sueño,
prisionero de una ilusión,
quiero romper las cadenas
que atan mi corazón.
Prisionero de un sueño,
atrapado en una ilusión,
quiero olvidar esos ojos
que envenenan mi corazón.
El viejo académico está desesperado,
al abrir un libro, una hache se ha rebelado...
Escucha bien lo que te voy a contar,
estoy cansada de tanto aguantar.
Si no pinto nada ¡Déjenme ya en paz!
Quiero ser fonema como todas las demás,
quiero ser sonido que se pueda pronunciar.
Cuando voy delante todo suena igual,
si voy intercalada empiezo a molestar,
pues siempre hay alguno que me olvidará.
Si soy una molestia que me den la libertad,
si no me emancipo me tendré que suicidar.
Y no acaba aquí mi problema existencial,
otras decidieron un simbiótico final...
y se unieron a la "ce" para así poder sonar.
Ahora suenan "che", pero qué vulgaridad,
yo no caeré en la mediocridad.
¡Por favor!
quiero que me dejen hablar.
¡Gritaré!
no me dejaré aplastar.
¡Contaré!
lo que nunca pude contar.
¡Lucharé!
por conseguir mi libertad.
¡Sonaré!
por fin un sonido tendré.
Hache rebelde,
hache que quieres sonar,
nunca te calles...
¡VIVA LA LIBERTAD!
Cada día que pasa
es un día perdido,
más absurdo, si cabe,
más amargo y sombrío.
Cada vez que la miro
es más fuerte el cariño,
más intenso, si cabe,
más hiriente y dañino.
Cada día que pasa
otro día perdido,
más aciago, si cabe,
más confuso y vacío.
Cada vez que sonríe
es más fuerte el latido,
más la quiero, si cabe,
más mi suerte maldigo.
Cada día es lo mismo,
insufrible castigo,
siempre pensando en ella,
siempre fuera de quicio.
Cada vez que está cerca
es más duro el suplicio,
de abdicar de mis sueños,
de sentir que he perdido.
El eco de su voz...
la luz de su mirada...
arden en mi interior...
de noche me acompañan.
